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¿Cuál es la postura del médico en el parto humanizado? Parto natural Cuando llegamos al término del embarazo cursando el noveno mes, una serie de fenómenos se asocian para determinar el inicio del trabajo de parto. La propia sobre distensión de las fibras musculares uterinas debido al gran volumen que ha adquirido el bebé para ese entonces determina un estado de hiperactividad en ellas, aumentando el tono uterino y dando lugar a la aparición de contracciones. Simultáneamente, las variaciones de la producción hormonal -que ahora hace que predominen los estrógenos por sobre la progesterona- contribuyen a aumentar la sensibilidad de las fibras musculares uterinas, predisponiéndolas a la fácil contractibilidad. El peso del bebé de término se hace sentir sobre el cuello uterino, especialmente cuando es impulsado sobre él por el aumento de presión intrauterina determinado por la hipercontractibilidad que acabamos de describir. Esto produce una distensión de las fibras musculares circulares que conforman el cuello del útero. Comienza la fase de “borramiento” del cuello uterino. Esta modificación no pasa inadvertida y es registrada por sensores especiales ubicados en el hipotálamo -debajo del cerebro- que a su vez instruyen a la glándula hipófisis (alojada en las cercanías) para que segregue gran cantidad de una hormona especial, la OXITOCINA, que tiene por acción principal producir la contracción de la musculatura uterina. Como ven, todo un conjunto de acciones diferentes deben tener lugar en forma casi simultánea para que se inicie el parto. El parto propiamente dicho tiene tres fases que podrán ser distinguidas por la futura mamá y su marido cuando les toque el turno. Período dilatante: es la etapa previa al nacimiento, caracterizada por las contracciones uterinas en aumento y el progresivo descenso del bebé por el canal del parto. Período expulsivo: corresponde esta denominación al nacimiento propiamente dicho. No se puede dejar de reconocer a ésta como la etapa más feliz del embarazo y el parto. Es el momento en que, ¡por fin!, lo conocemos. Nadie podrá ignorarlo: el recién nacido se anuncia con bombos y platillos. Alumbramiento: etapa inmediatamente posterior en la cual se eliminan la placenta y la bolsa de las aguas, todo en conjunto. A medida que transcurre el trabajo de parto, el bebé desciende a lo largo del “canal del parto”. Este “canal” está constituido por una parte sólida -los huesos de la pelvis- y una parte blanda, los tejidos que conforman la cavidad vaginal, el periné y el introito: músculos, tejido graso y mucosa (tejido superficial que recubre la cavidad vaginal). La anatomía de los mamíferos está conformada de manera tal que permite una cierta dilatación de este “canal” para permitir el paso del que va a nacer. En el caso que nos ocupa -los seres humanos- el bebé tiene una porción sólida (poco modificable), la cabeza, que posee diámetros mínimos del orden de los 12 cm. Está claro que nos referimos a bebés de término con peso promedio de 3 a 3 1/2 Kg. Estas medidas son menores en los bebés prematuros y pueden ser mayores en los de mayor peso. Por lo general hay cierta correspondencia entre el tamaño del bebé y el de la mamá, determinada genéticamente. Tradicionalmente se acepta -y las estadísticas lo confirman-, que la pelvis de la mujer es fácilmente dilatable hasta una edad que va de los 30 a los 35 años. Luego de esa etapa de la vida, se produce una “soldadura” de los distintos huesos pelvianos que dificultan la adaptación al bebé y por ende el parto natural. Pero como todo en medicina, esto es relativo, y hay muchas mujeres que han tenido su primer bebé por parto vaginal a los cuarenta años. ¿Cuanto tiempo demora la recuperación de un parto normal? ¿Es cierto que después de un parto normal, la mujer no tiene el mismo placer durante la relación sexual, al quedar la vagina “dilatada”?
En el caso del parto, nos encontramos con toda una sociedad amaestrada y una clase médica consciente de su poder debido a nuestra ignorancia que es en definitiva la manera más sencilla de dominar. Así somos y nos comportamos ante dicha clase, con miedo y con una sumisión infinita, como siempre nos educaron, nos enseñaron muy bien a no preguntar demasiado para que no se enfade el médico, a “ser buenas chicas”, para teóricamente nuestro beneficio, ojalá fuera así, nuestro beneficio y el de nuestros hijos, desgraciadamente la realidad es bien distinta en hospitales y clínicas. Así accedemos sin remisión a cualquier acto que no petición médica sea del tipo que sea, aún cuando siendo en su mayoría y con respecto al parto verdaderos actos de violencia violaciones y torturas, siempre muy bien camuflados con dosis de ignorancia y por lo tanto bien vistos por la sociedad, como así se reflejan frases tan tremendas como “tú déjate hacer”, la sociedad no pone en tela de juicio muchas de éstas prácticas en la inmensa mayoría de los casos y lo que el médico nos propone sea lo que sea y de manera incondicional lo asumimos, aunque nunca lo queramos reconocer, para no mostrar debilidad alguna ante nadie. Entendido éste entramado, podemos entender muchos de los actos que se producen con relación al parto en hospitales y clínicas. Así pues me dispongo de nuevo a desenmascarar esos actos de tortura y maltrato, encubiertos por casi todos y sacarlos a la luz como ya hacen algunos buenos profesionales y muchas madres como primeras profesionales del parto. Parece ser que la sociedad relaciona parto rápido con parto bueno, pero no nos preguntamos el por qué de ésta difundida idea, cuando en otros ámbitos sabemos que cuando la rapidez no es natural sino acelerada, significa hacer las cosas mal, como se da en la actualidad en éstos partos mecanizados. Así pues, cuando una mujer entra en un hospital o clínica tanto si tiene contracciones como si no, si está cerca a la fecha mínima de 38 semanas de embarazo o poco más, aún cuando el cuello del útero tenga mucha o poca dilatación, se produce el pistoletazo de salida para una carrera sin perdón para extraer al bebé a toda consta y pocos son los “profesionales de la medicina” capaces de esperar a la semana 42; esa extracción que no nacimiento, se hace suponiendo que el seno materno es el peor sitio donde el bebé puede seguir su progreso, cuando todos sabemos que ni la ciencia hoy por hoy tiene esa capacidad que tiene una madre en su vientre de acoger a una nueva vida, aunque tampoco me extrañaría que en un mañana no lejano lo lograsen, pero no sería desde luego mejor, lo que ya no pongo en duda es que seguramente muchas lo creerán. En éste momento, nada más ingresar, comenzarán los sucesivos tactos vaginales, y lo que era nuestra intimidad pasará a ser una puerta de entrada a la que todos están invitados sin nosotras verdaderamente quererlo, pero también entrarán las infecciones, una de las primeras invitadas ante tantos indiscriminados tactos, médicos, enfermeras y hasta estudiantes, todos querrán tocar aquello tan nuestro y de nadie más pero de todos. Y así ponemos en riesgo la salud del bebé y la nuestra, pero no hay problema, la tecnología médica ya tiene solución para esto e irremediablemente nos suministrarán antibióticos, en ocasiones sin saberlo nosotras, así van curando lo que han provocado ellos mismos. Pero seguiremos pensando que estamos en un lugar de protección en un parto normal para la madre y su hijo, porque seguimos en la ignorancia. También nos suministrarán oxitocina sintética, por no decir nos impondrán que es más cercano a la realidad, la oxitocina acelerará el proceso de parto, como siempre las prisas, si ésta hormona la producimos naturalmente cuando vamos a parir resultando contracciones suaves y progresivas, la oxitocina sintética hará que se produzcan contracciones más dolorosas, más intensas, progresivas y desmedidas más de lo que en ocasiones podremos soportar, pero para el bebé se crea una situación de aceleración y presión increíble, llevándole a una situación de falta de oxígeno en infinidad de partos y produciéndose así el sufrimiento fetal, eso que siempre nos achacan a defecto nuestro o los bebés es una situación que ellos mismos han creado en la inmensa mayoría de los casos, creando así todo un abanico de enormes consecuencias traumáticas para el bebé, y desde luego creando una situación difícil para la madre que teme por su pequeño. Pero la ciencia parece haber olvidado que el bebé sufre por estos actos y que tienen consecuencias, es más importante aplicar unos protocolos generalizados y rápidos para no dejar que el proceso siga su ritmo natural que poderse acumular madres sin saber cuándo parirán con la molestia que genera. Con el acto de suministrar oxitocina, también se pone en marcha la tortura para la futura mamá, si bien en su parto las contracciones suelen hacerse progresivas para adaptarse ella y el bebé, a partir de que la oxitocina es suministrada las contracciones son tan brutales que muchas renunciarán a la tortura en favor de la famosa epidural a la que ya relacionamos con “no dolor”, porque nadie nos explicó más allá, no nos ofrecieron la posibilidad de meditar en casa tranquilamente antes del parto, ni nos explicaron la enorme lista de efectos secundarios. Así pues, mientras nos retorcemos del dolor que nos han provocado una parte de la clase médica, nos vemos abocadas a firmar lo que nos pongan delante, como si fuese nuestra sentencia de muerte, que la firmaríamos igualmente, ya que en esas condiciones sólo vemos letras. Desgraciadamente tampoco nos dan una copia de lo que firmamos, así podemos seguir en la ignorancia una vez más, en la que siempre nos mantuvieron. Así pasamos del dolor de un parto natural (un dolor soportable), al sufrimiento que se produce en los partos clínico-hospitalarios. Cuando el parto se provoca por muchos y constantes motivos, a la más mínima y por todo, en su inmensa mayoría y por desgracia fuera de toda lógica como teóricamente seres pensantes que somos, aquí se nombran algunos muy comunes: – Que el médico se va de vacaciones. – Que nos dicen que nuestro bebé tiene el cordón enrollado, excusa inaceptable, ya que en partos naturales, esto se resuelve admirablemente dejando en ocasiones dejar pasar al bebé entre el cordón, sin necesidad de tirar de él. – Cuando tenemos un examen tipo oposición que no se produce todos los días, para estar liberadas. – Cuando tenemos una reunión familiar o de otro tipo y podemos estar guapas y sin barriga. – Porque el médico tiene que terminar en un tiempo concreto para irse a por ejemplo comer o cosas similares, aunque por todos hoy por hoy todavía increíbles, se producen éstos actos. En todos éstos casos intolerables hay desde cada una de nosotras difundir la realidad consciente de que lo que nos producen son actos violentos, traumáticos y desechables, para nuestro bien y el de nuestros bebés y ésta vez siendo cierto, también así contribuiremos a desterrar la ignorancia que nuestras propias madres y suegras ayudan a difundir y nos han inculcado, y es que en ocasiones la ansiedad de ver al nieto o la nieta recién nacido/da, hace que cualquier tortura sea válida sin tener en cuenta ni el sufrimiento que provoca a la madre y el bebé, tomándose por ignorancia todo a la ligera sin razonar, pensar o investigar qué ocurre hoy por hoy en los hospitales y clínicas, siguiendo así pensando que estamos pariendo en el mejor sitio. Después de acelerar las contracciones hasta el sufrimiento (algo que la ciencia ni se plantea), desde luego que pediremos a gritos la epidural, ya no querremos sentir ni continuar más con la tortura que nos han provocado. Llegando en éstas condiciones, el bebé tiene todo en contra, ya que no tiene su madre una dilatación progresiva, ni contracciones progresivas, el ritmo al que le hemos sometido artificialmente es inadmisible e intolerable y lo mismo ocurre con la futura madre. Así se nos conduce a la episiotomía, que nos cuentan que es para evitar desgarros, no nos dicen que la postura de estar tumbadas para parir produce más desgarros que si nuestro parto fuese en postura vertical, en la cuál en muchas ocasiones no hay desgarros, y en caso de haberlos no son ni la mitad de dolorosos ni en cuanto a recuperación que una episiotomía, claro, interesa más la postura de sometimiento y antinatura, contra toda lógica de un ser pensante. Una vez más con ésta práctica nos imponen otro obstáculo absurdo para las primeras relaciones madre e hijo y su indudable dificultad para la lactancia. También proporciona ésta practica rapidez, como siempre mal entendida. Otras prácticas masivas y desterrables es el rasurado de pubis y el enema (reprochado hasta la saciedad por la Organización mundial de la Salud – OMS), a la que nadie parece hacer caso, que contribuyen a humillar más si cabe y a dificultar la relación madre e hijo que debiera ser sagrada, así quedan las madres con más molestias y más dificultades para su entrada en la maternidad. Ya no estamos en partos naturales aunque sí normales, estamos ante operaciones, destrezas de bisturí y malos profesionales a cuál más rápido si cabe todavía. Así, si en un parto natural una mujer tiene posibilidad de ir al baño cuantas veces le resulte necesario, debido a que las contracciones uterinas que presionan el ano y procede a evacuar libremente las veces que necesite, con el enema a la mujer se la vuelve a humillar con éste acto molesto para ella, haciéndola gotear permanentemente materia fecal líquida que la madre no puede controlar y que la denigra. En lo referente al rasurado, las consecuencias son más humillaciones y molestias que soportar y asumir, ya que el crecimiento del vello púbico pincha y molesta en una zona tan frágil como es la vulva, en caso de necesitar episiotomía, el lugar en donde se practica el corte carece prácticamente de pelos, luego no estaría demás dejar de justificar lo injustificable y desde luego aprender a desterrarlo. También sabemos que tras una cesárea, hay una condena y epidemia de cesárea para esa mujer, aunque cada parto es completamente distinto, no es tomado así. Una cesárea implica casi por vehemencia otra más y otra, hasta que la mujer identifique muy bien las palabras y las relacione parto = cesárea, cuando no es casi nunca cierto, pero se hace por sistema. La plaga de operaciones de éste tipo es impresionante, sobre todo en clínicas, en las que resultan más rentables que un parto vaginal (que no natural), los días de ingreso se cobran, por lo tanto interesan. Pero todas éstas practicas inhumanas, hacen que la mujeres en innumerables ocasiones entren en crisis y en depresiones puerperales etc., su autoestima se ha despedazado, parte de la clase médica ha contribuido a ello en cada paso, así la mujer se ve afectada de por vida, por no tener una palabra amable, por negarle la compañía de un ser querido, por agobiarla en tiempo para parir y si no cesárea y la sufrirán madre y bebé ambos terriblemente, y la madre no olvidará y asimilará el parto como algo traumático e inhumano de por vida, claro a no ser que no sea consciente de cada paso, si esto se produce se asumirá como normal y más aún como parto ideal porque no sabe, no conoce, tiene miedo y opta por una postura de sumisión total. Pocas son las mujeres que investigan que ocurrió y muchas descubren que su cesárea fue innecesaria, la mayoría optan por creer ciegamente en lo que el médico les dijo, sin dudas, era lo que se esperaba de ellas y así defienden su cesárea como la salvadora de sus hijos, y demostramos una vez más que estamos bien domesticadas, así los abusos de cesárea con alusiones al que el bebé es grande, que ella es estrecha, o placenta previa con tres meses de embarazo, son un desencadenamiento brutal del sufrimiento posterior absurdo, pero supongo que innato en el ser humano y es el hacer sufrir a los demás a cambio de dinero, tiempo y demás banalidades. Por éste motivo encuentro cada día más relacionadas las palabras violaciones, vejaciones y malos tratos con respecto al parto, por esa falta de humanidad y respeto por la vida libre de tantas manipulaciones, excepto casos muy excepcionales y concretos y no la plaga que se da con tanta frivolidad y desatino. También quiero desechar terminologías médicas como la de llamar a un bebé “producto”, por muchos de los supuestamente “profesionales” aunque entiendo cada día más que ya los partos no son hechos naturales sino procesos de fabricación en masa sin distinciones, sin particularidades sin intimidad y con una serie ilimitada de malos tratos de todo tipo. Aprendamos también a no ir a los cursos de preparación al parto hospitalario o clínico para que se nos enseñe a ser sumisas y que nos cuenten lo que nos van a hacer y asumirlo con naturalidad, aprendamos a poner todo en tela de juicio, a investigar y a buscar lo más cercano a la verdad. Desde aquí mi consejo por los cursos de partos naturales, aunque no se piense ni en esa forma de parir, son mucho más informativos. Tomemos las riendas de nuestro parto, asumamos que las mujeres somos las primeras profesionales o nos seguirán arrebatando lo que en principio y si no hay complicaciones es nuestro. Por partos más humanos y menos deshumanizados, seguimos trabajando día a día en hospitales, clínicas y sobre todo para las mujeres. PD: No deseo repuestas, relato una realidad para las mujeres “En la mayor parte de las unidades de obstetricia ya no vemos nacimientos. Lo que allí ocurre se parece tanto a un nacimiento como la inseminación artificial se parece a la relación sexual, o la alimentación a través de un tubo al acto de comer”. “La obstetricia, disciplina dominada por el hombre médico, nunca ha comprendido la fisiología del parto”. “Medicalizando el nacimiento… el estado de la mente y el cuerpo de la mujer se alteran tanto que la forma de realizar este acto íntimo también debe quedar alterada, al igual que el estado del recién nacido. El resultado es que ya no es posible saber cómo hubieran sido los nacimientos antes de estas manipulaciones… Por lo tanto, los proveedores de los servicios de natalidad no tienen un verdadero criterio para calibrar su asistencia”. “Durante los últimos veinte años la mortalidad peri natal ha disminuido muchísimo, y los médicos lo atribuyen a que los partos tienen lugar en los hospitales. No hay ninguna prueba de que esto sea cierto. La evidencia científica es que mueren menos bebés porque hay una mejor nutrición, una mayor salud en la mujer, mejores condiciones de vivienda, y algo muy importante, porque las mujeres tienen menos hijos y los tienen cuando los desean a través de la planificación familiar. Esta es probablemente la mejor razón por la que mueren menos niños que hace veinte años. La explicación está en lo que hacen las mujeres, no los médicos.”. “No más de un 10% de los procedimientos rutinarios utilizados en la asistencia al nacimiento en los servicios oficiales ha pasado un examen científico adecuado”. “Una mirada poco amable es suficiente para que una mujer no dilate”. “Sería difícil pensar en una entrada en el mundo más aterradora que la que la obstetricia ha creado sin darse cuenta para esta generación”. “Yo desarrollé la monitorización fetal para ayudar a las pocas mujeres que tienen dificultades durante el parto, y no para poner a todas las mujeres de parto en dificultades”. Por un parto fisiológico El parto natural tiene una característica importante y es que se puede realizar igualmente en casa, en hospitales, en maternidades y en clínicas privadas. Intimidad, y todo aquello que lo favorezca (habitación, luces, personal, temperatura, en resumen, un ambiente familiar). Respeto por el reflejo de expulsión fetal (la labor de aquellos que atienden un parto debería ir encaminada a no interferir este reflejo). Este reflejo lo podríamos definir como la necesidad imperiosa de empujar que en un momento dado tiene la mujer, y que no puede controlar. Si este momento se respeta, el bebe nace al cabo de pocos instantes. Otro aspecto importante del parto natural es la no utilización de medicamentos durante el parto, ya sea para provocar contracciones o para aliviar los dolores, aunque esto ultimo no es del todo exacto si tomamos el agua como un medicamento. La utilización de una piscina de agua caliente es corriente en este tipo de partos, pues acta en la ultima fase de la dilatación como un analgésico. La mujer se sumerge dentro del agua, y el ritmo y la intensidad de las contracciones disminuye pero por el contrario dilata mas rápido. La expresión “parto natural” en muchos ámbitos se interpreta como una nostálgica vuelta al pasado: parir sin anestesia, sin oxitocina, parir sin esto y sin lo otro. Allí donde la tasa de cesáreas es alta (España, por ejemplo), hay quien para referirse a un parto por vía vaginal utiliza el término “parto natural”. Pero eso no es así. Natural es un parto fisiológico, aquel que se produce gracias a la maravilla de la fisiología, y en el cual los procedimientos obstétricos se aplican sólo y en la medida en que son necesarios. Es lo opuesto al parto medicalizado, el parto atendido por la obstetricia convencional, en el cual la tecnología sustituye la fisiología de la mujer, una sustitución que tiene un precio, que pagan la madre y el bebé. La obstetricia en España, al contrario que en otros países europeos, no evoluciona. Desde el punto de vista técnico, los protocolos de atención al parto son demostradamente obsoletos, y continúan imponiendo de una forma rutinaria y sistemática a mujeres que no lo necesitan un conjunto de prácticas explícita y reiteradamente desaconsejadas por la Organización Mundial de la Salud: postura de dilatación y de parto ridículamente antifisiológica (y humillante), oxitocina a chorro, rotura de membranas, episiotomías innecesarias, fórceps … cesáreas iatrogénicas, cesáreas innecesarias. Esas rutinas no son en sí mismas ni buenas ni malas, sino oportunas o inoportunas, y la mayor parte de las veces son inoportunas, aunque coherentes entre sí. Su aplicación indiscriminada son el fruto de una mentalidad mecanicista que no contempla el hecho de que el parto tiene una fisiología propia, que queda inhibida por un intervencionismo excesivo. Todo ello es el fruto de una concepción del parto que, además, no tiene en cuenta que el nacimiento es ante todo un acontecimiento de la vida sexual, y por tanto fácilmente inhibido no sólo por un intervencionismo desmesurado, sino también por actitudes poco apropiadas del personal asistente. Está sobradamente demostrado que seguridad emocional e intimidad son dos condiciones imprescindibles para que el parto progrese. Hoy por hoy, la atención al parto en el hospital es invasiva, represiva e inhibitoria. Desde el punto de vista de los derechos humanos, el sistema actual de atención al parto continúa siendo jerárquico y discriminatorio, y n él la mujer parturienta ocupa un lugar subordinado, de minoría de edad, en el que sólo recibe órdenes. Es un sistema que no sólo impide a la mujer tomar decisiones con respecto a su parto (con la excepción de la epidural), sino que permite que puedan producirse con total impunidad desde casos de trato vejatorio por parte de algunos profesionales hasta situaciones de auténtico maltrato. Este constituye el único reducto donde la mujer no ha recuperado ni un ápice de dignidad ni de derechos en nuestra sociedad. Es un sistema que se sitúa al margen de la evolución en otros países europeos, que han ido adecuando sus protocolos a lo que recomienda la OMS. Sólo una comunidad autónoma, la Balear ha incluido dichas recomendaciones en su Ley Balear de Salud en marzo del 2003.
Más información: www.holistika.net ¿Cuáles son las desventajas del parto normal? ¿en un caso de parto normal con madre infectada con VPH, que le sucede al bebé en caso de que se contagie? En caso de ruptura de la bolsa de un bebe a término, ¿Cuánto tiempo es seguro esperar para el parto normal? ¿Qué se debe hacer cuando hay ruptura de la bolsa y el trabajo de parto no se inicia? ¿Cuáles son los factores que provocan una desaceleración intra parto (DIP) y como sucede? Fuente: durga.org |