Cuento de yoga para niños
El cuento de la ardillita, el grillo y la rana
En un bosque muy hermoso, vivía en la copa de un árbol una ardillita muy particular, todos la conocían como la ardillita Dormilona. A los pies de ese mismo árbol vivía también un gracioso personaje, el grillo Parlanchín,el cual hablaba muchísimo y no dejaba hablar nadie. A la ardillita parecía que no había nada ni nadie que la espabilara un poco, se despertaba, comía algunas nueces y su amigo Parlanchín, deseoso de conversación sin pensarlo dos veces le decía: ¡Dormilona! perezosa ardilla ¿ya despertaste otra vez?, Te tengo que contar una cosa que me ha pasado hace un rato y bla,bla y bla,bla». La ardillita que siempre escuchaba atentamente todas sus historias y aventuras le terminaba diciendo: «Parlanchín me voy a dormir otra vez que tengo muuucho sueño». ¡Como no!, le contestaba el grillo, tu siempre tan cansada…dulces sueños Dormilona.
Una mañana, Parlanchín se encontró a la señora rana, y empezó a contarle su retaila de anécdotas, sucesos y aventuras. La señora rana, la cual era conocida en el bosque por su sabiduría, le dijo: Parlanchín tu que tanto sabes y has vivido y viajado ¿Sabes lo que es el Yoga?. Parlanchín se quedo mudo, no tenía ni la menor idea de lo que le estaba preguntando la rana. La señora rana sabía que Parlanchín le atendería con interés, ya que conocía las ansias que tenia de contar cosas nuevas a los demás.
Cuéntame señora rana, no se pierda ni un detalle, quiero saberlo todo sobre el Yoga, dijo impacientemente Parlanchín.
Querido amigo, siéntate, esto que te voy a contar es una técnica milenaria que se ha transmitido de generación en generación, perfeccionándose cada vez más hasta llegar a ésto que ahora voy a contarte.
El Yoga, significa unión, tu cuerpo y tu espíritu se fusionan en un estado de relajación donde primeramente deberás acallar tus palabras tanto en tu boca como en tu mente, para que así lo que tu eres ahora deje de ser por un momento y conseguir ser después lo que realmente tu eres.
Parlanchín detuvo a la rana un momento en su charla y le preguntó: ¿Entonces señora rana me estas diciendo que debo relajarme y no hablar ni pensar para ser yo mismo?¿Pero…si no hablo ni pienso….qué soy yo?
Muy buena pregunta Parlanchín, cuando no hablas ni piensas, sientes, comenzarás por sentir un estado de no preocupación, al conseguir ese estado varias veces, entrenando en esta técnica, seguirás hablando y pensando, claro está, pero esos silencios de reflexión te harán pensar antes de hablar, te relajarán y así podrás escuchar con más claridad la voz de tu conciencia guiándote por la senda de tu crecimiento como individuo aprendiendo a la par a comunicarte con todo lo que te rodea de una manera mas clara y efectiva.
Entonces señora Rana, esta técnica me hará sentirme más libre y mas sabio como tú. Pero… tengo una duda, de esta manera ejercito mi mente para sentirme mejor, ¿Qué pasa entonces con mi cuerpo?
Aún no había llegado a ese punto, el Yoga amigo Parlanchín, combina lo que te he comentado antes con unas posturas del cuerpo que llevan estudiadas muuuuchos años y se han ido mejorando con el tiempo, que ejercitan de una manera estática todos tus músculos y ligamentos haciéndote estar en un estado físico estupendo. El sapo tiene una biblioteca con muchos de esos libros, solo has de ir a pedírselos y el te los dejará encantado.
Muchísimas gracias Señora Rana, es una gran historia esta la del yoga, voy a ir a contarle a todos, dijo Parlanchín muy entusiasmado.
Parlanchín se apresuró bosque a través a contarle a todo el mundo, pero no veía a nadie, y es que lo que pasaba es que los animalitos se escondían al verlo llegar debido a su interminable charla. Que raro, no veo a nadie por aquí, pensó Parlanchín. Cuando de repente se le ocurrió…¡La ardillita Dormilona!, seguro que esta en su árbol, creo que estará muy interesada en oír todo esto que he aprendido.
¡Dormilonaaaa! gritaba una y otra vez sin ningún resultado. Ohh que pena, parece que no está tampoco, dijo entristecido Parlanchín.
Entonces…se olló un ruido, buaaa ¿Quién anda por ahí? dijo Dormilona estirando sus brazos, ¿quién me ha despertado? tengo muuucho sueño.
Parlanchín emocionado se apresuró a contarle todo lo que había aprendido sobre técnicas de Yoga, y justo cuando Dormilona iba a dormirse de nuevo, Parlanchín se quedó en silencio, se tenso, y comenzó a decir:
Ommmmmm
Ommmmmm
En esto, Dormilona abrió los ojos como platos sorprendida. ¿Parlanchín haciendo algo que no sea hablar y hablar? De momento se le quitaron las ganas de dormir, quería saber qué estaba haciendo Parlanchín.
Se llama Yoga, me lo ha enseñado la Rana y me hace lograr saber qué es lo que siento y quiero realmente, antes estaba todo el rato hablando de una cosa y de otra solo por sentirme escuchado, y esa actitud no le gustaba a los demás. Ahora me he logrado comprender mejor a mí mismo.
Oh!… Parece muy interesante, dijo Dormilona, y te veo muy contento, como con un brillo mágico en la mirada. Me encantaría que me enseñaras, yo no es que hable mucho ya que la mayor parte del tiempo voy dormida o somnolienta, pero ahora me siento llena de energía, algo en mi mi dice que esta es una de las claves del camino.
Es tu conciencia Dormilona, dijo la Rana, que apareció sin que ninguno se percatase. Tú conciencia estaba dormida y por ello estabas siempre tan cansada, y la tuya Parlanchín andaba confusa y mareada por tu ego.
– ¿Por mi ego? ¿Qué es eso?, dijo Parlanchín.
Parlanchín amigo mío, el ego no es más que esa parte de ti que limita y califica toda las cosas, y luego intenta situarte por encima de los demás, en lo que es tu caso. Si tú ego tiene mucho poder dentro de ti, dominará la conciencia y la mantendrá mareada como te dije.
Amigos míos, dijo la Rana, habéis descubierto juntos la senda de un nuevo camino y vuestras conciencias han determinado que es válido y correcto. Ahora le habéis dado una posición más fuerte a la conciencia y esto os hará tomar decisiones mucho más acertadas en vuestras vidas. Yo ya me marcho, os deseo lo mejor, quizás algún día volvamos a vernos y tendréis seguramente nuevas cosas que contarme, pero eso ya será otra historia…